De 1916, en la Plaza de toros de Alicante se probaron los primeros petos para los caballos de picar y así evitar las cornadas que sufrían estos animales por parte de los toros. Y es que era muy habitual que los toros hirieran de muerte a numerosos cabllos durante la lidia, de hecho, en la temporada de 1855 se lidiaron 191 toros en Madrid, muriendo 412 caballos de los cuales 398 quedaron en el redondel.
Algo así no podía continuar, por lo que el matador Enrique Vargas, conocido como "Minuto", ideó el peto para evitar las cornadas a los caballos. Pese al éxito de la prueba, la idea quedó olvidada hasta el año 1932, en el que se consideró como obligado en los festejos.
Gracias a los petos es muy raro que un caballo muera en la plaza.
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